viernes, 9 de mayo de 2008

Filosofia barata

Cuando hice este blog me imagine a mi mismo escribiendo una nueva entrada cada semana, consideraba mi vida y mi mente suficientemente activas como para cumplir ese objetivo. Fue mas que evidente que fracasé, y eso me hizo pensar que ni mi vida es interesante ni soy una persona tan imaginativa. Pasados los meses, veo que la realidad no es tan extrema y que probablemente una de las razones de mas peso que me hicieron abandonar el blog fuese la vagancia, esa amiga íntima que siempre está a mi lado, tanto si la necesito como si no. Ya ni siquiera me quejo, la tengo tan asumida que oye, intento sacar todo lo bueno de ella.
Ahora hablemos de moral, de lo que está bien, de lo que está mal y sobretodo de lo que está gris, entre el bien y el mal dependiendo de a quien le preguntes.
El tema es mítico, ¿en una relación extramatrimonial, tanto el amande como el conyuge participan de igual modo en la inmoralidad? (no hace falta que este casad@, sencillamente que le este poniendo los cuernos)
Lo cierto es que generalmente mi respuesta era que el único responsable es quien engaña a su pareja, porque el/la amante no tiene ninguna responsabilidad hacia el/la engañad@ (me aburro de hacer el articulo neutro, asi que ahora va como me salga, que nadie se ofenda, si es que alguien lo lee). Y en principio no creo que esa afirmación sea falsa, porque si no conoce de nada al engañado, no se puede acusar a nadie de ser mala persona. Mucho menos si no se conoce la situación del otro. Me estoy liando, quiero decir que si no sabes que esta casado o tiene pareja, entonces está clarisimo que no eres responsable de nada y que no tienes ningun tipo de mancha moral. Pero se puede decir lo mismo cuando si conoces las situación de la otra parte........ esa es la gran duda creo yo.
Por un lado sigue siendo cierto que tu no estás engañando a nadie, tu no eres el que oculta, miente o falta a su palabra, sencillamente estás manteniendo una relación con alguien que si lo hace, pero en ningún momento es responsabilidad tuya. Pero lo cierto es que, saber que el otro esta mintiendo te hace de algún modo participe de esa mentira, de ese engaño, de esa traición. Es como saber que se está cometiendo un delito y no denunciarlo, claro no si no va contigo ¿para que meterte en lios? pero si tienes un mínimo de respeto por lo que es justo, es inevitable que te des cuenta de que tu podias evitarlo, podías frenar ese delito, y el no hacerlo te convierte, de una forma que no se explicar, en complice ¿no? Pues lo mismo pasa con una relación como la que he descrito, si sabes que tu amante está engañando a alguien a quien había prometido amor y todo eso, ¿puedes seguir adelante sabiendo que ese engaño te tiene a ti en el centro?
Por supuesto una de las primeras ideas que me surgen para justificarlo es, "si no es conmigo lo hara con cualquier otro" y por tanto seguirá mintiendo y engañando.
Claro que en ese punto hay que plantearse, lo que hay entre vosotros es solo sexo o algo mas.
Desde luego si es algo mas, considero que estas mas justificado para luchar por lo que quieres, pero deberías darte cuenta de que lo que el adultero hace no dice mucho sobre su persona, asi que yo me plantearía dos veces si realmente merece la pena, y realmente deseo que en ese caso llegara a la concluisión de que no la merece.
Pero si lo que hay es solo sexo.... al no haber sentimientos de por medio da la sensación inicial de que es algo menos grave, tan solo como dijo el Conde Lequio, "masturbacion asistida". Y ciertamente no parece tener mayor relevancia que eso, pero claro de nuevo depende de que tipo de persona seas. Si te paras a pensar en lo que se esta jugando el otro y tan solo por tener sexo, resulta un tanto irracional arriesgar lo que se supone es una buena relación, una buena vida, tan solo por hechar una cana al aire de vez en cuando.
Pero, otro pero, en este caso el razonamiento de "sino es conmigo será con otro" es todavía mas fuerte, porque sin duda será cierto y te lleva a pensar "bueno, pues al menos lo disfruto ya que total lo va a hacer de todos modos". Esto nos lleva al punto inicial que he intentado responder y que claramente no lo he logrado, ¿es aceptable participar de una mentira de ese estilo?
Despues de toda esta diatriba llego a la conclusión de que no hay un razonamiento suficientemente fuerte como para que solo exista una respuesta, y como todo, al final queda en nuestras manos decidir lo que nos parece correcto o no.
A mi personalmente se me hace dificil pensar en mantener una relación así, no ya el engañar, sino con alguien que engaña, porque no podría evitar pensar en el sufrimiento del engañado si llega a saber lo que sucede, y a la larga creo que crecería en mi un sentimiento de repulsa por el adultero, por mucho que me gustase, porque no me parece una actitud correcta y la considero digna de desprecio.
Es un tema bastante dificil, porque apuesto a que cada uno tiene un punto de vista distinto, y porque las situaciones que dan lugar a relaciones adulteras son tan variadas que quizás sean hasta razonables en algunos casos, aunque yo no los veo no puedo decir que mi sabiduría sea tan extensa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enfermo mental como vas a actualizar el blog si cada vez pones un tocho de cojones, normal que te de pereza... es que menudos chorizos que sueltas, cuando voy por el final ya ni se lo que decías al principio.

Por hablar del post xD, yo sin culpa ninguna si vivo en la ignorancia del adultero, ahora si se que esta poniendo los cuernos conmigo pues esa culpa diría que existiría en mi.

Unknown dijo...

Yo creo que cada situación es un mundo e intentar hacer reglas generales en ámbitos tan humanos como los sentimientos y las relaciones sólo puede llevar a equivocarse.

Yo creo como Luis que si eres el "arma del delito" la culpa también existe en ti. Yo en principio no lo haría, creo que se saca más malo que bueno de esa situación. Pero quizás, y dependiendo del estado de la relación "adulterada" y de la "adultera", ni siquiera pueda considerarse muy grave el crimen. Se me ocurren muchas situaciones así.

Vamos que en cuestión de sentimientos me quedo con los grises y prefiero aplicar el sentido común, o corazón en su defecto, antes que las leyes tajantes.